Desde el pasado 04 de abril de 2017, se viene desarrollando una rebelión popular contra la dictadura de Nicolás Maduro, próximamente estaremos enviando una serie de entrevistas de compañeras y compañeros que han sido detenidos y torturados por protestar. Agradecemos su difusión y traducción en otros idiomas.

El 11 de julio fue detenido en la ciudad de Maracaibo del estado Zulia, un compañero anarquista por participar en la defensa de su comunidad ante los ataques de la Policía Nacional Bolivariana (PNB) y funcionarios públicos adscritos al sistema de Metro de esa ciudad. Para preservar su integridad física usaremos el nombre de “Cómplice del fuego”

Conversamos con él después de salir del sitio de reclusión, actualmente está bien, animado y participando en la Rebelión Popular, aquí les dejamos la entrevista:

Para iniciar esta conversación, ¿Qué te llevo a participar en las protestas?

Desde hace muchos años, he participado en diversos tipos de protestas. El hecho de defender mis ideas en conjunto con los demás, ha sido para mí, el eje principal en el que se desarrolla mi postura en la sociedad. Asumí para mi vida el ideario anarquista, eso se traduce en un sistema de valores en los que se sostienen los principios que orientan las distintas vicisitudes de la participación social. La coherencia entre discurso y acción, es el elemento medular para una práctica consecuente de nuestras ideas.

Asimilar principios involucra también una serie de compromisos, los cuales están adheridos a nuestro accionar cotidiano en forma de elección y decisión, basados en esto, la lucha queda internalizada y se encuentra inherente en el campo social. Quedarse de brazos cruzados ante situaciones de tensión colectiva, no es cónsono con el ideal libertario.

Las convocatorias, aunque en su mayoría imbuidas por el carácter representativo de la democracia (debate de algidez en el anarquismo), están compuestas por elementos sociales donde se evidencia una fuerte desvinculación entre las personas y el marco típico del liderazgo político. De esta manera, la gente adopta nuevas formas de organización social, en las cuales se aprecian elementos que forman parte del esquema teórico del anarquismo, tales como: solidaridad, respeto y apoyo mutuo. Como enemigos de la autoridad coercitiva, el poder y el Estado, considero que es nuestro deber como libertarios es acompañar al pueblo en esta gesta sin precedentes, y aportar, desde nuestra visión, herramientas que ayuden a fortificar la lucha contra la tiranía.

¿Has vistos rasgos o características entre la forma de organizar la protesta y el pensamiento libertario?

Absolutamente sí. De hecho, tal sintonía ayuda a reforzar una aseveración propia del movimiento anarquista: “Si los principios se practican, no importa que no se llame anarquía”. Ahora, en materia de análisis, la organización de la protestas se encuentra vinculada a criterios de la acción colectiva. Las personas se agrupan y actúan en torno a objetivos comunes, se plantean metas y se trazan programas de acción. Todo ello al margen del clamor partidista que, como es bien sabido, busca reorientar la energía de la acción colectiva para encausarla en estrategias de poder y ascensión política.

La crisis estructural en la que se encuentra sumergido el país, ha creado las condiciones para una organización autónoma y coherente con las exigencias de los diferentes sectores de la sociedad. La representación política esta trascendida, la brecha entre sus propuestas de reforma y las peticiones reales, van en detrimento con las vindicaciones de una sociedad que se maneja a través de un sentimiento común: la salida del gobierno dictatorial de Nicolás Maduro.

Las comunidades organizan sus acciones, crean redes de afinidad, comunicación y defensa. Se organizan de manera horizontal y gestionan sus recursos en aras de las necesidades inmediatas de la comunidad en cuestión. La utopía es real.

¿Cuándo fuiste detenido?, ¿puedes contarnos un poco sobre cómo ocurrió?

Fui detenido en pasado 11 de Julio del presente año (2017) aproximadamente a las 4:00 pm. La detención ocurrió en el sector donde vivo, específicamente en la calle Falcón, lugar muy concurrido por las protestas y donde confluyen varios sectores colindantes a la zona. Había un llamado general a los denominados “trancazos”, la convocatoria se dio a través de las redes sociales entre participes concurrentes de las manifestaciones en ese sector.

Eran las 11:00 am cuando me encontraba con otro compañero (también libertario, ya tendrán oportunidad de leer su relato) en las actividades de las protestas. La cooperación es de manera natural, las barricadas, los potes con vinagre, entre otras cosas. Todo sin imposiciones, cada quien según su disposición y capacidad.

Con el correr de las horas, la calle se llenaba de personas, la cantidad era increíble. Recuerdo que bromeamos al respecto “no hay policías para tantas personas”. Pasado el mediodía, la gente de la comunidad, tenía como costumbre hacer una especie de “verbena solidaria” donde se preparaba comida para todo el que quisiera. La gente ofrece agua, comida e incluso, nos abren las puertas de sus casas.

La algarabía no dura mucho, a cien metros de nosotros se instala un pelotón del Cuerpo Policial Bolivariano del Estado Zulia (CPBEZ). Siglas que generan estremecimiento entre los marabinos, por su conocido historial de abusos.

Las provocaciones empiezan, nos insultan y nos retan. Hacen cualquier cosa para sacar todo de balance y así justificar la represión. Algo que hay que destacar, es que entre los grupos antimotines, había funcionarios grabando con celulares y al mismo tiempo espitaban insultos y amenazas “ríanse malditos guarimberos” “espera que te agarre maldito” y de esa manera, se conducía la protesta.

Los gases empezaron, los policías querían dispersarnos, disparan bombas y perdigones, gas lacrimógeno y de pimienta, uno más fuerte que el otro, pero siempre asistidos por personas con voluntad y ganas de cooperar.

La protesta llego a su punto más álgido, los antimotines empezaron a avanzar hacia nosotros, disparando y arrojando cosas, al momento de retirarnos, cuatro motos nos emboscaron por una calle cuyas barricadas las quitaron funcionarios escondidos.

Vi la moto venir hacia mí, y la mirada del policía puesta en mi persona, era su objetivo. Intente esquivar la moto, pero son muy rápidas; avanzo a toda velocidad y la atravesó en mi camino, colisionando con mi pie derecho, ocasionándome una lesión. Ya en el suelo, bastante golpeado por la moto y la velocidad con la que caí al asfalto. Me quede en el suelo en posición fetal, me cubrí la cara pues sabía lo que venía. Dos policías me daban patadas en las costillas y en el estómago, “súbete a la moto maldito” yo ya no podía ni pararme. Me tomaron en peso y me embarcaron a la moto casi desmayado (escuchaba gritos lejanos: “¡no le des tanto, llévatelo y ya!). El policía que me subió a la moto, me rodeo el cuello y el estómago con sus brazos mientras que el de adelante, me daba golpes con su codo al mismo tiempo que conducía (Que habilidad para la tortura, si Maduro lee esto, de seguro lo condecora).

Casi desmayado me llevaron a un galpón cerca del escenario de protesta. Yo estaba muy débil y no podía bajarme de la moto, pues me bajaron a golpes… caí al suelo. Me levante como pude e intente acomodar mis lentes. Mala idea, el policía me los arranco y los hizo añicos en mi cara (todo siempre acompañado de insultos). Le grite que necesitaba esos lentes para ver, que no podía estar sin ellos. De nada sirvió, solo se burlaba y me decía “ahh pero para lanzarme bombas no estas ciego, maldito guarimbero”.

Luego de largas horas con cosas similares a esas (largo rato esposado, me quedaron marcas), nos trasladaron a un comando policial llamado IRAMA. Allí me presentaron y me anularon de todo, pero al cabo de un rato, pude conseguir que me dieran una llamada y notificar a mis familiares (los cuales no pude ver en ningún momento sólo hasta que fui liberado). Me detuvieron a las 4:00 pm, a las 10:00 pm fue que pude llamar a mi casa.

La ONG defensora de los derechos humanos “Foro Penal Venezolano” se apersonó al comando, dándonos orientaciones y levantado la moral de los que allí estábamos. Pasadas las 24 horas, durmiendo en el piso, comiendo y bebiendo lo poco que le dejaban pasar a nuestros familiares, finalmente pudimos salir. En esas situaciones, los minutos son horas. Estaba golpeado y débil, pero contento de haber salido con la frente en alto.

¿Cómo fue la reacción de las otras personas privadas de libertad?, ¿hubo acciones de solidaridad?

Conmigo cayeron cuatro personas más, entre ellos un amigo. Todo pasó muy rápido y la gente estaba muy asustada, no los culpo, ellos tienen las armas y pueden destrozar la vida de quien sea.

En el camión, luego de los golpes y las humillaciones, salía una que otra sonrisa, nos contábamos cosas y nos burlábamos de nuestra suerte. Compartíamos todo. Si un familiar enviaba un pan, ese pan era partido en cuatro partes para que todos pudiéramos comer. Unos más optimistas que otros: “tranquilo compa, en cualquier momento salimos” como también se decía “nos van a juzgar en un tribunal militar”. La incertidumbre cortaba como cuchillo. Luego de todo, los “malditos guarimberos” se hicieron buenos compas, y aquí esta uno, contando a rabiar parte de lo sucedido.

¿Estas siendo juzgado o tienes orden de presentación?

La decisión de lo que pasaría con nosotros era un debate interno del comando, ya que algunos eran de “oposición” y otros adeptos al gobierno. Al principio me intentaron imponer cargos que no correspondían a mi detención, algunos que recuerdo: Alteración del orden público, ataque al centinela, fabricación de artefacto incendiario, entre otras cosas. Los negué todos.

Me reseñaron, con foto, expediente y huellas. Luego de la participación de los abogados, me hicieron firmar una carta de compromiso y orden de restricción al área donde me detuvieron. Según ellos, no me puedo acercar a esa área ni me puedo involucrar en “hechos violentos” nuevamente.

¿Cómo es vivir en el Zulia?, ¿Vale la pena arriesgar tanto?

El Zulia, en específico Maracaibo que es donde habito, es un municipio abarrotado por el exponencial crecimiento de la población. La densidad demográfica del Estado Zulia, cultiva una inmensa diversidad de culturas y modos de vida. Es una ciudad compacta y calurosa, con ínfulas de metrópolis. Está llena de policías y bancos; de instituciones y comercios. Es importante destacar el intercambio cultural que se vive en sus calles debido a que es una ciudad fronteriza. Mas allá de una densa capa de apatía y mal humor, se encentran personas nobles, de carácter y temple característico de la ciudad. Vivir en la ciudad del sol amado es difícil, como lo es en cualquier ciudad de Venezuela. La diferencia radica en cómo se aborda la realidad.

Vale la pena, vale el tiempo y los sueños. La vida para mí no es inercia en los rieles de una rutina. El modo en que se vive, debe ser una consecuencia directa de tus ideas, poner en práctica los principios que elegimos para dirigir nuestro camino. Nuestras ideas, son el timón que direcciona nuestro accionar. La defensa de nuestra libertad individual, está compuesta por nodos de afinidad donde la praxis colectiva se entrelaza a nuestro ideario.

¿Consideras que estamos en una Rebelión Popular?

Estamos en rebelión popular, y somos testigos de ello. Esta expresión no es más que la respuesta a una crisis que responde a factores estructurales. La ruptura del orden social, es la fuga del carácter sectorial que responde a los derechos ciudadanos que, al verse vulnerados por dictámenes de la dictadura; emergen de manera espontánea focos de insurrección social, los cuales derivan y se ramifican en gestas de reivindicación social, donde lo colectivo y lo individual, se mimetizan para darle forma a una gesta popular que persigue objetivos en común.

¿Cuál es tu opinión sobre los “autoconvocados” y “grupos de la resistencia”?

Cuando se hace un contraste entre las protestas del año 2014 con las del año en curso; se pueden evidenciar ciertos rasgos que, aunque sutiles, marcan diferencias entre ellas. En primer lugar, las convocatorias en el contexto actual, a diferencia del año 2014, están siendo vociferadas por la sociedad civil organizada. En segundo lugar, el tinte político que se endosa al partidismo, está cada vez más diluido y sin fuerza. En este caso, la Mesa de Unidad Democrática (MUD) se erige como una oposición colaboracionista y acomodada. Se aleja cada vez más de ese pueblo que se deja la piel en las calles, de los detenidos, de los caídos; de la gente que muere de hambre o se muere en una sala de espera porque no hay insumos para atenderle. A esas personas, no les reconforta un dialogo, una negociación de poderes; ellos exigen un cambio profundo en la estructura social.

Con respecto a los grupos de resistencia, desde mi punto de vista, son la punta de lanza en esta gesta social que busca la transición de un gobierno. No sólo, por el hecho de empujar la salida de la dictadura, sino por el mensaje que le dejan a los gobiernos que vienen: “Aquí hay gente que se organiza, que se defiende y que ataca”.

La organización que se maneja en los grupos de resistencia no tiene precedentes, la autonomía se funde de manera natural entre los que participan en dichos grupos. La gestión es horizontal y las decisiones son asamblearias. Por lo general estos grupos operan en conjunto con la comunidad donde hacen vida.

Se preparan para la defensa y para el ataque, crean su equipamiento de manera artesanal haciendo uso de los recursos que se tengan a la mano (esto no impide que el acabado de los quipos sea de calidad). Están comunicados y documentados, los mueve la convicción y el pensamiento de una Venezuela mejor. La resistencia está escribiendo la historia.

¿Qué opinas tu sobre los “anarquistas” que guardan silencio sobre Venezuela, para no apoyar a una supuesta “derecha”?

El esbozo teórico del anarquismo deja algo muy claro: Estamos en contra de todos los gobiernos. Partiendo de este postulado, la militancia anarquista le hace frente a cualquier forma de gobierno, bien sea si se proclama de derecha o de izquierda. El Estado es la principal razón de las disparidades sociales y las relaciones de poder que nos bifurcan, por ende, es nuestro enemigo.

Los anarquistas que actualmente se hacen de la vista gorda ante los acontecimientos, sencillamente no han entendido nada. No comprendieron los principios que une a los libertarios. Justificar la represión de un gobierno sólo por el hecho de que éste enarbole su discurso en la “izquierda” es algo que se aleja del pensamiento anarquista. No hay una derecha que ataca a una izquierda; hay pueblo noble que defiende sus derechos, que se resiste a la dictadura, y que busca cambios en la sociedad que los junta. Y en este proceso, de emancipación y lucha, donde los anarquistas acompañamos con solidaridad y apoyo mutuo, los cambios que se generan desde las bases en el tejido social.

¿Cuál debería ser la actitud de los anarquistas y libertario en esta coyuntura?

Es nuestro deber como anarquistas acompañar e impulsar la revuelta. Atender desde todos los ámbitos la gesta popular contra la tiranía. Debemos compartir la información acerca de lucha y defensa que por historia, definen al anarquismo. Conocemos formas de organizar y estructurar movilizaciones en torno a la autonomía y el desarrollo horizontal de los movimientos sociales. La música, los autores, y toda la literatura que ha marcado nuestro crecimiento cultural e intelectual, son ahora nuestras herramientas para hacerle frente a la dictadura.

Conocemos de propaganda y contrainformación, sumamente vital para deslástranos de la hegemonía comunicacional que el gobierno de Maduro a instalado en el país. El anarquismo es un catálogo de herramientas para la organización social. Derramar nuestro mensaje en la medida que luchamos codo a codo en las comunidades, dará validez y veracidad a nuestro discurso.

Para finalizar… ¿Qué te gustaría agregar?

La utopía es real, los trovadores no se equivocaron. Desde estas líneas, envió un fuerte abrazo de solidaridad a todos los compañeros en resistencia. A todos los compañeros que han sufrido los abusos y las vejaciones del Estado, a los que resisten con el estómago vacío, a quienes lloran a un familiar caído. A los señores que trancan su calle, a los que se quitan el pan de la boca para dárselo a otro que las pasa mal. Vale la pena cada segundo en la lucha.

En especial, quiero mandar toda mi fuerza a esos compañeros que están detenidos, los que cargan en sus espaldas una condena de décadas sólo por disentir ante este gobierno tirano. No puedo ni siquiera imaginar el dolor que afrontan, pero si de algo sirve para un poco de tranquilidad; en la calle somos muchos los que no olvidamos, que seguimos en pie, que luchamos, que valoramos a aquellos que dieron su vida por esta lucha. Ojala, que al saber que aun gente que lucha y espera su libertad, puedan sentirse menos solo. Un abrazo, nos vemos en las calles.

Rodolfo Montes de Oca
Bitácora personal: https://rodolfomontesdeocablog.wordpress.com/  
Twitter: @romontesdeoca


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