En los últimos años estamos asistiendo a un ascenso sin control de las tasas de paro que nos hacen pensar que a corto plazo llegaremos a los 6 millones de trabajadores desempleados, incluso podemos superar esta cifra. La solución que se nos da desde las clases político-dirigentes es una nueva reforma laboral, que no es más que otra vuelta de tuerca a los ya maltrechos derechos de los trabajadores, y que en lugar de ser una solución se convierte en un problema. Este nuevo ataque aumenta la precariedad laboral ya que: favorece el despido reduciendo la indemnización que debe recibir el trabajador, favorece la temporalidad laboral en detrimento del trabajo fijo, amplia el ámbito de acción de las ETT, profundiza en la pérdida de poder adquisitivo al dar la posibilidad a las empresas con “problemillas” de saltarse los convenios y establecer salarios por debajo de éste.

Como sindicato de clase, desde CNT-AIT nos oponemos a este nuevo asalto a los derechos laborales, que a fin de cuentas no es más que un empeoramiento de la condiciones de trabajo para la obtención de mayores beneficios por parte de los empresarios y que en ningún caso es una medida creadora de empleo y de estabilidad laboral.

Como los datos de desempleo son tan alarmantes y pensamos que no se va a crear empleo de un día para otro, así como por arte de magia, la lógica nos dice que lo más sencillo es repartir el que ya existe. Este reparto equitativo entre todos los trabajadores debe de realizarse mediante la reducción de la jornada laboral y la eliminación de todas las horas extras.

Pero cualquiera puede pensar que esta reducción de la jornada de trabajo debe de ir acompañada de una reducción salarial proporcional, nada más lejos de la realidad ya que desde CNT-AIT pensamos que la reducción se debe aplicar a los beneficios empresariales. Las grandes empresas nos anuncian todos los años, sin ningún tipo de vergüenza y con mucho aspaviento, las cifras de beneficios que superan con creces las del año anterior, en cambio a los trabajadores nos suben un mísero IPC, o en algunos casos ni eso, por tanto menos horas de trabajo sin reducción de salario para que trabajemos todos pero reduciéndose los beneficios de los empresarios. Además proponemos que todo esto vaya acompañado de un descenso de la edad de jubilación, en lugar de los vergonzosos 67 años pasar a los 55 y con un 100% del salario.

Igualmente creemos que en lugar de reformas laborales, lo que necesitamos son reformas fiscales que hagan pagar impuestos a las rentas mas altas, a las grandes fortunas, a los grandes empresarios y quitar así de las espaldas de los trabajadores todo el peso de las cotizaciones vía impuestos. Reformas que persigan e impidan que las grandes fortunas se vallan a paraísos fiscales tributando lo mínimo aquí. En definitiva, repartir la riqueza que generamos entre todos para que no se la queden cuatro.

El camino para conseguir estas propuestas no será fácil, ya que gobierno y patronal se opondrán frontalmente y difícilmente darán su brazo a torcer, pero pasa porque todos los trabajadores superemos nuestro miedo y tomemos conciencia de nuestra propia fuerza como clase trabajadora .Debemos de unirnos de forma asamblearia y auto-gestionada y plantar batalla hasta conseguir nuestras reivindicaciones. Ejemplos de que “si se puede” hay a miles, desde la lucha para la consecución de las 8 horas hasta la victoria en la huelga de los trabajadores de Imesapi en Granollers.

CNT-El Prat.

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