El fake no es nuevo, es la mentira propagandística de siempre

El científico británico Richard Dawkins acuñó el término meme en el libro “El gen egoísta”. Meme un sustantivo que conlleva la idea de una unidad de transmisión cultural, o una unidad de imitación. La transmisión cultural es análoga a la transmisión genética.

“Cuando plantas un meme fértil en mi mente, literalmente parasitas mi cerebro, convirtiéndolo en un vehículo de propagación del meme, de la misma forma que un virus puede parasitar el mecanismo genético de una célula anfitriona.”

Pues el fake es el fago (virus genéticamente tratado para implantar un gen exógeno a la célula huésped) que permite transmitir el mensaje de una forma más eficiente.

Recordemos que la verdad es la primera victima de la guerra. Recordemos, también, que estamos en guerra, la clase obrera y la clase dirigente están en guerra desde los comienzos de la historia, unos por liberarse los otros por dominarnos.

El gran hermano tosco y gris de los llamados países por desarrollar se transforma, en las sociedades definidas como democracias, en un “mundo feliz” colorido, en el que somos controlados a través de nuestras ansiedades/necesidades que calman por medio de psicotrópicos, necesidad creada y a la que nos han acostumbrado, ya seamos epsilones o betas + (el soma nuestro de cada día, dánoslo hoy).

Estos psicotrópicos ni siquiera nos los tienen que suministrar a través del agua o las vacunas como algunos alucinados piensan, si no que son reflejos condicionados que inducen efectos sociales a partir un estímulo inocente, que nos han hecho relacionar a partir de repeticiones, con otro que realmente provoca respuesta de forma natural.

Ahora se nos está bombardeando con la idea de que el rival (el suyo) miente y lanza campañas de mentiras burdas disfrazadas de noticias periodísticas para reforzar su base tribal y captar a otros tontos que se lo crean. Y cuyo fin es la desinformación.

El fake no es nuevo ni es particular de ningún facción. Es la mentira propagandística de siempre (una mentira repetida mil veces se convierte en verdad), no es más que una sofisticación del medio de propagación de la antigua propaganda de estado para dirigir a las masas hacia donde necesita que estén.

Su eficacia está en la rápida universalización del mensaje lo que anteriormente se difundía a la velocidad del paso de la persona ahora se difunde por las redes a velocidad de retuit.

Por lo que la mentira ahora solo tiene que ser una variación de la misma mentira repetida primigenia. Por eso los fakes no tiene que ser, ni siquiera han de tener apariencia de verdad duradera, ya que por su rapidez de propagación provocan la amnesia de la anterior mentira para recibir la nueva. Manteniendo el sustrato del mensaje. Normalmente fascista, dirigido a los instintos más básicos, al sistema límbico (cerebro reptiliano).

De hay su efectividad rápido, aparentemente nuevo y recambiable y sobretodo no hace falta neurocortes para asimilarlo.

Abre los ojos. Piensa. O ellos o nosotros.

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